La explosión de la
demanda de libros electrónicos está cambiado las bibliotecas
estadounidenses. Tradicionalmente, ir a la biblioteca ha sido a acudir
al local público, ahora se puede realizar un préstamo cómodamente desde
el domicilio. En septiembre, Amazon anunció que por primera vez sus
dispositivos Kindle -los más populares en EE.UU- permitirían descargar
libros electrónicos de las bibliotecas públicas. En las últimas semanas,
ha habido una auténtica oleada de demandas.
El libro
electrónico es sin lugar a dudas el segmento de más rápido crecimiento
en los sistemas bibliotecarios de estos días. Pero la experiencia está a
menudo muy lejos de la satisfacción en relación a la demanda. Si un
usuario desea llevarse el último libro de John Grisham 288 personas
están por delante en el sistema de Fairfax County Public Library,
a la espera de una de las 43 copias. Para las 47 copias de la obra
”Los hombres que amaban a las mujeres” hay 268 a la espera. No hay
suficientes versiones digitales de los libros más vendidos en las
bibliotecas públicas del área de Washington, dando lugar a largas
esperas para los prestatarios. Algunos de los títulos que no se puede
pedir prestado en absoluto, porque los editores no están dispuestos a
ponerlos a disposición de las bibliotecas.
La frustración
está creciendo por todas partes: entre los prestatarios que no pueden
obtener lo que quieren cuando lo quieren, entre los bibliotecarios que
tratan de llenar sus estantes virtuales y trabajar con presupuestos
limitados y poca cooperación de algunas editoriales, y entre los
editores que tienen miedo a la piratería y que creen que el futuro
digital podría desestabilizar aún más su industria. En muchos casos, los
editores están limitando el número de libros electrónicos que ponen a
disposición de las bibliotecas, como es el caso de Simon & Schuster,
que no tiene ninguno de sus títulos digitales disponibles para
bibliotecas.
Ahora las
bibliotecas se enfrentan cada vez con un delicado acto de equilibrio:
Qué parte del presupuesto dedicado a adquisiciones debe ser gastado en
libros impresos, y que cantidad dedicar a la compra de contenidos
digitales. Por ejemplo, El Sistema de Bibliotecas de Maryland ha
duplicado su inventario de libros electrónicos en el último par de años,
con 10.000 libros electrónicos disponibles; mientras tanto, el número
de préstamos de libros electrónicos en todo el estado se cuadruplicó en
ese periodo, alcanzando los 266.000 el año pasado.
En el sistema de
bibliotecas públicas D.C. Public Library, donde se había recortado el
presupuesto de la biblioteca tanto que en los últimos años la
administración estaba considerando el cierre de su sucursal, e incluso
cerrar la sucursal principal los domingos; el préstamo de ebooks
creció un 116 por ciento entre 2010 y 2011. Pero además, sólo en el
primer trimestre de este año ya han superado los préstamos de todo el
año anterior.
En la tabla de abajo podemos ver una
comparación de la disponibilidad de libros electrónicos de los
bestsellers de la lista de The Washington Post en los sistemas de
bibliotecas de la zona, el Condado de Fairfax, Virginia y el Distrito
Fuentes:
Universo Abierto. Blog de la biblioteca de la Facultad de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca.
Maryland Digital eLibrary Consortium, Fairfax
County Public Library, D.C. Public Library. The Washington Post.
Published on January 14, 2012, 8:30 p.m.
Christian Davenport, demand for e-books soars, libraries struggle to stock their virtual shelves. Published: January 15As http://www.washingtonpost.com/local/as-demand-for-e-books-soars-libraries-struggle-to-stock-their-virtual-shelves/2012/01/13/gIQAkIOXzP_story.html
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